Todos hemos tenido la experiencia de querer decir algo, pero no encontrar las palabras apropiadas. También puede suceder que alguien quiera expresar una idea, pero solo consiga transmitirla de forma parcial o logre el efecto contrario al deseado. A partir de estas experiencias tan habituales, se puede establecer una distinción entre lenguaje y pensamiento.
Lenguaje y pensamiento son diferentes, pero están relacionados. El lenguaje es el medio que permite transmitir pensamientos y, gracias a él, un individuo desarrolla plenamente sus capacidades mentales. Sin embargo, hubo lingüistas que a principios del siglo XX plantearon la siguiente disyuntiva: ¿el lenguaje es como un cristal transparente que permite transmitir los pensamientos? ¿O, por el contrario, el lenguaje modela el pensamiento de sus hablantes de forma semejante a unas gafas monocromáticas que solo permiten ver el mundo de un color?
Este planteamiento recibió el nombre de hipótesis de Sapir- Whorf.
El lingüista E. Sapir (1884-1939) y B. L. Whorf (1897-1941) defendieron la hipótesis de que la forma de pensar de una persona depende de la lengua que habla. Esta hipótesis es una posición extrema del relativismo lingüístico: por el hecho de usar lenguas diversas, los hablantes tendrán visiones del mundo y formas diferentes de comprenderlo.
Para defender esta tesis, afirmaron que cada lengua segmenta y clasifica la realidad de modo diferente. No todas las lenguas tienen palabras para referirse a una realidad. Por ejemplo, los esquimales no tienen la palabra naranja.
Los argumentos usados por los defensores del relativismo lingüístico y de la hipótesis de Sapir- Whorf han sido rebatidos: en primer lugar, el hecho de que una lengua carezca de una palabra no significa que no se pueda llegar a reconocer su significado o que no se pueda expresar. Volviendo al ejemplo de los esquimales, estos están perfectamente capacitados para distinguir el color naranja y describirlo mediante una combinación de palabras. Por otro lado, para las personas que dominan varias lenguas puede resultar desconcertante que se les diga que su forma de pensar puede variar en función de la lengua empleada.
(Roger Corcho Orrit, Alfredo Corcho Asenjo. 1 Bachillerato. Filosofía Editorial Anaya. Madrid. 2022)